¿Tienen un sentido las crisis personales?

¿Tienen un sentido las crisis personales por las que pasamos a lo largo de nuestra existencia? La respuesta es sí. La vida tiene muchas formas de enseñarnos, de guiarnos por nuestro verdadero camino, el camino que nuestra alma realmente desea. Si vivimos lo suficientemente presentes, conectadas con nuestro cuerpo y nuestra intuición, nuestras crisis personales serán mucho más suaves y transitorias. En cambio, si nos negamos a escuchar el corazón y nos empeñamos en mantener un camino, muchas veces dirigido por el miedo, la crisis permanecerá y con el tiempo se irá intensificando. Una crisis ignorada durante mucho tiempo puede incluso devenir en una enfermedad o en un accidente. Si no escuchas los mensajes de la vida, se irán volviendo progresivamente más contundentes.

Muchas personas se acostumbran a vivir en crisis, se amoldan a un malestar constante, asumiendo que no es posible vivir de otra manera. El miedo al cambio les impide tomar acción. Con mucha frecuencia se sitúan en el lugar de víctimas, culpan a otras personas de su malestar o incluso a la vida misma. Integran en su pensamiento la idea de que no está en su mano cambiar su forma de vida, ni su nivel de bienestar y de paz interior.

La vida no es algo separado de nosotras mismas, cada una de nosotras es una expresión de vida. Estamos compuestas por pequeñas moléculas de vida inteligente estructuradas en un todo más grande. Nuestra inteligencia corporal es infinita, y se encuentra en comunicación constante con el mundo que nos rodea (ya hay experimentos científicos que demuestran esto). Constantemente estamos interactuando con el medio, somos parte de él.

 

¿Cuál es el problema entonces?

El problema es que a partir del funcionamiento que inferimos de nuestros procesos mentales, no concebimos una inteligencia que no esté generada por un órgano análogo a nuestro cerebro. “¿No tiene cerebro? Entonces no piensa, no interactúa y no se comunica.” Esa es la creencia, en general, del ser humano. Y es por ello que tratamos de comprenderlo todo a través de nuestros pensamientos.

Pero esto no es cierto. Formamos parte de la vida. Estamos incluidas en una inteligencia mucho mayor que la nuestra, que la engloba. No podemos entender desde la mente la magnitud de la vida, pero podemos aprender progresivamente a fundirnos con ella, a dejarnos guiar, a entrar en el éxtasis de la existencia. Sólo debemos cultivar el arte de estar presentes.

Ante cualquier crisis: cultiva la presencia. Todo lo que debas aprender se irá desplegando delante de tus ojos. Sé respetuosa con tus procesos, y cuando la vida te indique un camino, síguelo. Es posible que sientas miedo, pero pasado el periodo de transición habrás redirigido tu vida en una dirección mucho más alineada con tus deseos.

Para la mente, habita tu cuerpo.

Tu mejor refugio es el eterno momento presente.

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Pd: Siempre utilizo el femenino en mis vídeo y escritos, ya que trabajo sobre todo con mujeres. A pesar de ello mi trabajo está enfocado a cualquier persona que desee beneficiarse de él. No es mi intención excluir a nadie, confío en vuestra comprensión.

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