¡Hola! Hoy quiero hablaros de la zona de confort y de por qué es tan importante salir de ella. Veamos en primer lugar: ¿qué es? La zona de confort es…
La vida es cambio, nada permanece inmutable, excepto nuestra esencia más profunda.
A pesar de ello, con frecuencia, nos vemos inmersas en patrones, emociones, hábitos o situaciones, que sentimos que siempre se quedarán con nosotras, por mucho que tratemos de deshacernos de ellas.
¿Por qué nos cuesta tanto cambiar ciertas cosas?
Nacemos inmersas en una familia, un sistema cultural, religioso, una clase social y una ideología política. Todos estos sistemas vienen dados por una historia, una historia vivida por miles y millones de personas. Todo aquello que quedó inconcluso en el pasado de nuestros sistemas, busca su resolución, ser visto, vivido, reconocido, para poder completar su ciclo y dar lugar a algo nuevo.
Todas estas vivencias quedan registradas como memorias a las que, inconscientemente, recurrimos para recrear nuestras vidas. Es más fácil repetir que ser creativo y crear algo nuevo. Además, existe una fidelidad, una necesidad de pertenencia, que nos lleva a volver una y otra vez a beber de estas memorias, pues la culpa se apodera de nosotros cuando tratamos de ser plenamente libres.
Trascender tus creencias.
El entorno en el que crecemos nos regala un prisma a través del cual mirar la vida. Nos brinda una estructura, basada en distintos sistemas de creencias, sobre los que nosotras construimos nuestra identidad personal. Estas creencias determinan, en gran medida, tus experiencias vitales.
Para poder realizar cambios en tu vida, liberar patrones, emociones repetitivas, etc, es necesario que tus creencias inconscientes con respecto a ese tema emerjan a la luz, sólo así tendrás la oportunidad de soltarlas para dar espacio a algo nuevo.
Pero, no te confundas, el simple hecho de ser consciente de tus creencias no te va a permitir soltarlas. Transformar tu vida es una decisión que TÚ debes tomar. Con frecuencia, desprendernos de nuestras creencias da miedo, pues implica salir de una sólida estructura que nos genera una falsa sensación de seguridad.
Trascender tus creencias, dejar de creerte todo lo que pasa por tu mente, significa un incomparable paso hacia la transformación de tu visión de la realidad, y por lo tanto, de tu vida.
Aferrarte a tu propia identidad.
Llegados a este punto, quiero preguntarte, ¿te atreves a desprenderte de tus creencias? ¿Te atreves a sumergirte en la autoindagación, para descubrir quién eres tú, más allá de todos esos condicionamientos externos?
¿Te atreves a dejar de aferrarte a tu propia identidad?
Un consejo muy sencillo para comenzar este camino es tomar la decisión de abandonar frases del tipo: “yo soy así”, y sustituirlas por otras como por ejemplo “en estos momentos siento esto”, e ir más allá. Preguntate cuál es el “para qué” de una forma determinada de ser, de un hábito, de una creencia… y adentrate en cómo te hace sentir, a qué te recuerda, con qué te conecta.
Pregúntate si te sirve, qué te aporta, y habítala desde el silencio, permitiendo que se deshaga y se transforme, observando con curiosidad en qué puede llegar a convertirse.
Vive tu momento presente con curiosidad, y te re-aprenderás a ti misma.
Si sientes que ha llegado tu momento de profundizar, DE VERDAD, en este viaje hacia ti misma, y de desplegar tus dones para ponerlos a tu servicio y al de otras personas. Quizás te interese conocer DESARROLLA TUS DONES